Martina Santamarta: el tiempo que respira
Martina Santamarta García (Gijón 1957) es pintora autodidacta que ha ido progresando en su pintura hasta alcanzar en estos últimos años una primera etapa de madurez rotunda. Entre sus maestros se encuentran Crespo Joglar y Favila, pero también los foráneos como Antonio López (curso en Jerez de la Frontera) y Chacón y Concha Hermosilla (cursos en Ciudad Real). Interesantes experiencias ha vivido esta mujer en los concursos de pintura al aire libre durante los últimos tres o cuatro años, pues en tales circunstancias la convivencia entre artistas resulta franca y desinhibida, relajada y cordial. Ha recorrido Asturias (Luarca, Tazones, Parres, Salinas, Noreña, Sariego) y la vieja España, recalando en Sitges, Barcelona, Bilbao, Ciudad Real, Rota, Ávila, Santa Marta de Valdescoriel, Pola de Gordón..., atesorando amistades y miradas, seleccionada y premiada en varias ocasiones. Su contacto con los problemas de la pintura es constante y diario, a través de la enseñanza que imparte a los alumnos de Aristas, en el Grupo Covadonga y a las maestras del Menéndez Pidal, colegio de primaria al que acude desde hace once años. Que también enseñando se aprende.
Nos encontramos con una pintura suelta, normalmente al óleo, pero también a base de técnicas mixtas, tanto sobre lienzo como sobre tabla. El color va suave y difuminado. Su presencia es muy delicada. Pinta marinas, puertos y paisajes industriales. La espátula se hace notar más que el pincel, con aplicaciones muy precisas de luces o reflejos, al sentir del momento. Maneja la pintora las técnicas de raspados, aplicaciones mediante frotación, goteos y manchas diversas. Pinturas de luces y atmósferas que se hacen tangibles, y a la vez pintura de materias determinadas, esa pasión tan española de la abstracción matérica, prácticamente única en el arte de la segunda mitad del siglo XX.
Las obras de Martina Santamarta están habitadas por la poética del tiempo, sea el presente que fluye en el atardecer o en la marea; sea el tiempo acumulado en las estructuras de las viejas fábricas, con sus chimeneas como pinceles de los cielos; o bien el tiempo de las vivencias humanas que se respira en casas abandonadas, patios de la memoria que te asaltan con la precisión de los detalles. Y así los flujos y sorpresas de cada día, la angustia del futuro fuera de nuestro control, se moderan con esta medicina del orden aparente y la belleza.
Ver recorte de prensaLOS PAISAJES DEL SILENCIO
Martina Santamarta presenta su muestra más ambiciosa, con una selección que expone la Casa Duró de Mieres.
La pintora, deudora del legado postimpresionista, con frecuentes guiños a algunas escuelas realistas y a esa estética industrial que atesoran muchos pintores del norte de España, ha desarrollado para esta ocasión un amplio espectro de escenografías donde ya no importa el “qué” sino el “como”, desarrollando cuadros cuyos componentes temáticos sólo son pretextos para alternar las técnicas mixtas, los juegos compositivos y otros recursos fundamentalmente plásticos.
Sin figuras
Son interiores, vistas aéreas y espacios ausentes de figuras humanas, paisajes naturales y elementos artificiales que proponen en la Casa Duró un cúmulo de intenciones bien aprovechadas, sobre todo, en las series que evitan el abigarramiento formal y que menos artificios brindan, con texturas muy trabajadas donde subyace cierta inquietud metafísica, integrante y eficaz.
Una pintura poco dogmática y crecientemente comprometida con las calidades que trata de escapar de las actitudes tradicionalistas para buscar, desde el silencio y las soledades expresivas, mayor libertad y contundencia.
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